La valía de una persona puede medirse por el cumplimiento en sus compromisos... Ciertamente, quien no vive por algo jamás morirá para nada. Vivimos en una época arrebatada por la levedad, la liviandad. En la antigüedad la palabra de un hombre valía más que un documento, se hacían negocios de mucho dinero tan solo con la palabra.
El asistir puntual a una cita era lo que distinguía a un caballero, Hoy ya nada es importante, es más, hoy nada puede ser trascendente y cuando alguien habla de valores absolutos es tildado de fanático con suma facilidad.
Es muy cómodo vivir en agua tibia, donde no pasa nada; ni se tiene un calor que quema o tampoco se siente un frio que adormece y congela. La temperatura tibia, templada es la magnífica excusa para no moverse, no cambiar ni tampoco crecer. Esta sirve para mantéense estancado en el mismo lugar ¿Acaso haz cocinado algo en agua tibia? Claro que no. Apocalipsis 3: 15-16 “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 3:16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.”
Evadir, temer o negarse hacer cualquier tipo de compromiso nos limita de la posibilidad de conocer hasta donde somos capaces de llegar y todos los retos que se podría conquistar. Para iniciar un nuevo año con el firme propósito de lograr nuestros proyectos debemos primeramente empezar a comprometernos sinceramente con nuestros pensamientos, con los deseos y los sueños que tenemos y que no hemos podido realizar aun.
Que esto suceda en el mundo ya es algo normal, esa es la sociedad que estamos acostumbrados a ver. Pero que suceda también en la comunidad cristiana si es en verdad preocupante.
En la iglesia no había personas que pasaran necesidades económicas porque todos los hermanos se habían comprometido para aportar, los que tenían como hacerlo vendían parte de sus propiedades para ayudar a los más necesitados. Hechos 4: 34 “Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido,”
Ananías y Safira también se comprometieron, pero tal vez no lo sentían de corazón, solo querían figurar y esto llevo a que rompieran su compromiso. 5:2 “y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.”
A Dios no le molesto el que no dieran el dinero, lo que le molesto fue su falta de compromiso. V 4 “Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. ”
Hoy en día también hay muchos cristianos como Ananías y Safira, lo que más los destaca en la iglesia es su falta de compromiso, solo piensan en asistir al templo para recibir milagros de parte de Dios pero no les importa el buen funcionamiento de la iglesia.
Cuando nos comprometemos en ayudar en algo en la obra de Dios, el compromiso no es con el pastor, el compromiso es con Dios, la obra no es de nosotros los pastores la obra es de Dios. V 4 b “No has mentido a los hombres, sino a Dios.”
En la parte espiritual también somos unos cristianos Ananías. Vamos a la iglesia cuando queremos, leemos la Biblia cuando queremos, oramos cuando queremos sin nombrar claro está que amamos a Dios cuando queremos. Nuestra vida misma refleja esa falta de compromiso que llevamos con Dios.
Le pedimos a Dios que nos dé un buen trabajo donde ganemos mucho dinero y nos comprometemos con diezmar, pero cuando nos damos cuenta que por consecuencia de la alta suma de dinero que Dios nos da por ese salario, también es alta la suma a diezmar, nos arrepentimos de hacerlo y rompemos nuestro compromiso dando lo que queremos.
No tenemos un compromiso REAL con Dios, ni hemos mantenido muchas veces nuestras promesas y si las mantenemos solo son por un poco de tiempo y después las olvidamos. Es increíble como mantenemos nuestro compromiso con nuestro trabajo y aun con nuestros amigos y familiares, pero es terrible ver como no mantenemos nuestro compromiso con Dios.
Hay cristianos que su trabajo es el que ocupa el primer lugar, cuando debería de ser Dios pues es Dios quien nos da nuestros trabajo.
Dios quiere que nos comprometamos con él, que veamos no solo sus bendiciones y las cosas que podemos obtener de él, sino también que tomemos nuestras obligaciones, y seamos fieles a ellas pues así lo honramos.
Solo el asumir y cumplir compromisos nos hace personas de éxito en la parte secular es decir en el trabajo, en el estudio, en la familia y también en la parte espiritual.