Dios nos dio una vida maravillosa, tanto que fuimos hechos a su imagen y semejanza, pero lastimosamente el mismo hombre se ha encargado de hacer de su vida una monotonía, ha caído en un círculo vicioso. Solo vive para trabajar, trabaja para comer y come para vivir.
Y ese es su rol de cada día, pero la vida es mucho más que tan solo respirar.
Lo único que puede sacar nuestra vida del aburrimiento es si le damos un propósito.
Una canción dice: no le quites años a tu vida, dale vida a tus años, y eso es la verdad la solución no es tener menos años, la solución es hacer de los años que tenemos algo maravilloso. ¡Tu mejor tiempo es hoy!
Una vida con propósito tampoco es aquella en la que no tenemos problemas u obstáculos, una vida con propósito es aquella que utiliza los problemas como parte de la superación para alcanzar el propósito.
Para darle un propósito a nuestra vida necesitamos:
1. Conocer nuestra procedencia. V 4-5 “Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos; 26:5 los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo.” no podemos avanzar si no sabemos de dónde venimos.
2. Reconocer nuestras equivocaciones. V 9 – 10 “Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; 26:10 lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto.” solo si reconocemos nuestras fallas las podemos corregir.
3. Saber quienes somos ahora. V 16 “Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti,” somos testigos de las maravillas de Dios. Lo único que hacemos es contarle al mundo lo que Cristo ha hecho en nosotros.
4. Saber que tenemos una misión. Es decir entender que en esta vida no estamos solo de paso, tenemos una misión. Servirle a Dios. V 18 “para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.”Dios nos saco del lugar en el que estábamos para hacernos útiles en sus manos.
4. Ser obedientes al mandato de Dios. V 19 “Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial,” no compartir de las maravillas de Dios nos convierte en rebeldes.
5. Estar seguro de lo que se hace. V 26 “Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón.”
Nuestra actitud con seguridad puede convencer. V 28 “Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano.”
Recuerda que tú no eres obra de la casualidad, Dios te escogió desde antes de estar en el vientre de tu madre. Y lo hizo porque el confía en que tu eres útil para su obra.
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