viernes, 3 de mayo de 2013

Evangelio sin Fronteras. Hechos 11


Para muchos lectores de la biblia, el capítulo 11 de hechos no es más que una simple repetición de lo sucedido en el capítulo 10.
Para Pedro era muy importante dejar claro que lo que él hacía no era un simple capricho suyo, el lo hacía porque era una orden directa de Dios. Hechos 10: 12-13 “en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. 
10:13 Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come.
El evangelio no se podía encapsular, y hacerlo de uso exclusivo de solo unos cuantos, por eso el empezó a repetir la visión y lo hizo de manera ordenada. V 4 “Entonces comenzó Pedro a contarles por orden lo sucedido, diciendo:

La iglesia no se estaba dejando llevar por el espíritu de Dios, se estaba dejando guiar por el tradicionalismo, de esta forma empezó a convertirse en una iglesia con resabios y vicios.
La orden era clara no hacer acepción de personas. Hechos 10: 14-15 “Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás.  10:15 Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
Cuando hablamos de evangelio sin fronteras nos imaginamos un evangelio capaz de pasar los límites nacionales y pensamos en la soberanía de los países.
O inmediatamente pensamos en la unificación doctrinal, revolver, mesclar todas las doctrinas en una misma vasija,  falsas y verdaderas “ecumenismo”
El evangelio sin fronteras es un evangelio libre de prejuicios, dispuesto a todo aquel que lo quiera aceptar, y dejarse transformar por el poder del espíritu santo. Hechos 10: 28 “les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo;
Muchas veces discriminamos a las personas porque son muy humildes para nosotros o por que las consideramos muy altas e inalcanzables para nosotros. Hechos 11: 19 “Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos.
Nosotros mismos somos los que nos ponemos fronteras, limites: cuando creemos que no podemos, que no somos dignos, que no estamos a la altura. Las fronteras los límites están en nuestra mente.
Para llevar a cabo un evangelio sin fronteras necesitamos:
1. Dejarnos guiar por el espíritu de Dios. V 12 “Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un varón,” en nuestra carne, en nuestra fuerza sería imposible.
2. Ver con los ojos de Dios. V 6 “Cuando fijé en él los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.” Con nuestros ojos naturales solo vemos lo que está a nuestra vista mas no lo que hay de tras de eso, para los ojos naturales de Pedro solo eran animales, para Jesús eran almas, personas deseosas por recibir el evangelio de salvación.
El problema está en cómo miramos las cosas, y a las personas.
Los acomodados económicamente ven a los pobres como unos miserables con quien no juntarse.
Los pobres ven a los ricos como a dioses, como la tabla de salvación, la solución a sus problemas. Hay muchos profesionales, muchos empresarios que no quieren congregarse con los pobres, porque mas se demoran en entrar a la iglesia que ellos ya les están pasando las hojas de vida para solicitarles un empleo, o para pedirles dinero prestado.
Los resabios todavía siguen en las iglesias, tanto que en muchas de ellas ya no se vive en unidad como en la iglesia primitiva, ahora las han tenido que estratificar, hay culto para profesionales, para empresarios, y para pobres.
La discriminación ya no es con los de afuera, la discriminación es al interior de las iglesias, si tu eres una persona con limitaciones económicas, confía en Dios y no en el rico de tu iglesia. Y si tus eres una persona adinerada no te creas Dios. Solo así podremos vivir en comunidad ricos y pobres ayudándonos mutuamente como en la iglesia de Cristo. Hechos 4: 34 “Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido,
Esto no quiere decir que vendas tus pertenencias, esto quiere decir que si en tus manos está el ayudar a alguien lo hagas de todo corazón. Si tu vas a cambiar de traje, y todavía esta bueno se lo des al hermano que no tiene y de esta forma los dos irán al templo de manera presentable.



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